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La reina de las «latin»: «¡Os voy a quemar vivas!»

Arranca el juicio contra la cúpula de la banda, en el que está imputada la violenta líder del grupo

Día 29/09/2010
¡Os quemaré vivas!». Esas eran las amenazas de la reina de las «latin queens» a las mujeres de la facción femenina de los «latin» si deseaban dejar el grupo violento de forma voluntaria. Se trata de María T. O., la única española que ayer se sentó en el banquillo de los acusados con otros 9 integrantes de la cúpula de la organización, entre ellos «El Padrino», Eric Javier Velástegui Jara, fundador de la banda en España, quien creó la Sagrada Tribu América Spain en Galapagar en febrero de 2000.
IGNACIO GIL
La reina» de las «latin», alias «queen Maveric», ayer, a su entrada a la Audiencia
Éste, denominado por ellos «Rey Lobezno», era el encargado de impartir las directrices al resto de los cabecillas del grupo, entre ellos a la «reina Maveric» —María T. O.—, que servía de enlace entre él y sus componentes. Además de las coacciones reiteradas que empleaba contra quienes intentaban desertar, les exigía determinadas cantidades de dinero: 600 euros. Eso hizo con dos de las testigos protegidas que acudirán al juicio que comenzó ayer contra la cúpula de los «latin king», según refleja el escrito de calificaciones provisionales elaborado por el Ministerio Fiscal. Este solicita para los 11 acusados —uno de ellos está declarado en rebeldía ya que se marchó a Ecuador—, penas que oscilan entre los tres años y los nueve meses de cárcel y los cuatro años de prisión.
La primera sesión de la vista oral, celebrada en la Audiencia Provincial de Madrid enjuiciará una causa que ya se juzgó en junio de 2007. La razón es que el Tribunal Supremo ordenó en mayo de 2009 repetir el proceso, en cuya sentencia se condenó a 11 de los 14 imputados a penas de entre uno y tres años de prisión por asociación ilícita.
El Alto Tribunal consideró que se vulneró el derecho de los acusados a un proceso con todas las garantías. ¿El motivo? Sus defensas desconocían la identidad de los testigos protegidos que declararon, a los que se distorsionó la voz, y cuyos testimonios fueron los únicos elementos de prueba en los que se basó la condena.
La sentencia sentó jurisprudencia, ya que fue la primera vez que un tribunal ordenaba la disolución de los «latin king» en la Comunidad de Madrid, su «Reino Inca».
En la sesión de ayer, que comenzó con dos horas de retraso por la ausencia de uno de los cinco imputados que están en prisión en cumplimiento de otras penas, solo declaró «El Padrino», también entre rejas por un delito de violación cometido en 2003. «Desde que estoy en prisión no pertenezco a los “latin” ni fui su fundador en España», respondió a preguntas del Ministerio Fiscal.
Exculpándose en todo momento, e interrumpiendo a la fiscal haciéndole preguntas, explicó que entró en la banda cuando llegó a España en 1999 «porque andaba con personas que eran del grupo». Negó conocer a sus compañeros de banquillo y no quiso nombrar a nadie más. «Es gente que no está aquí», replicó.
«Brutalidad policial»
Aseveró que se introdujo en los «latin» para llevar a cabo sus fines: luchar contra el racismo, promover la igualdad y la cultura latina y combatir la brutalidad policial». «¿No ha visto usted en la televisión la brutalidad policial?», espetó a la fiscal que le preguntó qué cómo podía afirmar ese extremo si en esa época no había estado nunca detenido. La presidenta del tribunal le tuvo que llamar al orden y le indicó que se limitar a contestar.
Su actitud prepotente y chulesca no cesó durante todo el interrogatorio, en el que destacó su condición de universitario y negó las amenazas supuestamente efectuadas por él a otros miembros de la banda.
«El Padrino» subrayó que usaran la violencia. «Se promovía la cultura, el estudio y se daban charlas sobre temas diversos como la cultura de los incas —«¿sabe usted quienes son?, le espetó a la fiscal—.
Afirmó que pagaban una cuota semanal de 1,50 euros y que «se podía salir del grupo igual que se entraba», en alusión a que las deserciones de los «latin» se pagan, extremó que negó. Desmintió también que siguiera impartiendo órdenes desde prisión e incluso ordenando sanciones a quienes quieran dejar de formar parte de la banda. En cuanto a la denominada «Biblia» o «Constitución», un compendio de sus normas de conducta, indicó que él conocía otra versión. La vista continuará hoy en principio.

Una mafia aletargada

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