Las «capesse» se muestran incluso más 
despiadadas que los hombres. «Ellas mismas participan en violaciones de mujeres» 
 
Amalia Carotenuto, una de las «capesse» detenidas a 
finales de mayo en Pollena Trocchia (Nápoles) RTA AFP 
«Capesse». Con este nombre se denomina a las mujeres que ostentan 
altos cargos dentro de los clanes camorristas. «En los últimos años cada vez se 
oye hablar más de arrestos de estas mujeres, aunque su poder representa todavía 
hoy un aspecto poco conocido de la criminalidad», señala a ABC la responsable 
del Observatorio contra la Camorra, Chiara Marasca, haciéndose eco del caso de 
una de las primeras «capesse», Teresa De Luca Bossa, la primera mujer 
encarcelada bajo el régimen de los mafiosos conocido como 41bis.
Teresa era la madre del «capo» De Luca Bossa, y compañera 
sentimental del «boss» Giuseppe Marfella. Tras el encarcelamiento de Giuseppe, 
fue ella quien guió la guerra entre clanes, de ahí el apodo de «lady camorra». 
Para la socióloga Annamaria Zaccaria -autora de un capítulo dedicado al papel de 
las mujeres en el libro «Tráficos criminales» publicado ayer en Nápoles- son 
principalmente dos los aspectos que han favorecido en los últimos años el 
aumento del poder de las mujeres en la camorra. «Por un lado la eficacia de la 
ley de arrepentidos instaurada por el juez Falcone, y por otro el régimen 
carcelario 41 bis».
Su papel es 
fundamental
Annamaria Zaccaria señala que, a través de la ley de Falcone, 
muchos más jefes mafiosos han decidido arrepentirse ofreciendo datos a los 
magistrados sobre el papel de las mujeres. Mientras que con el nuevo régimen 
carcelario, los camorristas permanecen más tiempo en la cárcel y están 
incomunicados, pudiendo mantener contacto con familiares directos: «Es decir, 
mujeres, hermanas y madres, es ahí donde su papel es fundamental».
Las mujeres de la Camorra son las que interpretan los mensajes de 
sus hombres y los ejecutan dando órdenes que vienen acatadas inmediatamente. 
«Además hay que tener en cuenta que las mujeres de la Camorra han conocido los 
entresijos del «negocio», porque son ellas las que llevaban el café a los 
hombres durante las reuniones, las que escuchan, a diferencia de las mujeres de 
la Mafia siciliana que siempre han estado al margen», comenta Zaccaria.
La socióloga napolitana subraya también la confianza ciega de los 
hombres en sus mujeres: «Ellas no traicionan ya que por medio están sus hijos, 
es decir, no traicionan por ser mujeres sino porque son parientes». 
Por todo esto las mujeres en los últimos veinte años han ido 
adquiriendo más poder en el interior de los clanes camorristas, «si compras el 
periódico «Crónicas de Nápoles», que es el vehículo de información entre 
camorristas, verás que son muchos los nombres de mujeres que aparecen, yo lo 
hice y en tres meses leí 120 nombres diferentes».
Sin embargo, sigue habiendo diferencias entre hombres y mujeres en 
la Camorra. Ellas son igual de despiadadas que los hombres, «o más» comenta 
Zaccaria, narrando el caso de una «capessa» que ordenó a sus hermanos que 
violaran a una chica que no le hacía caso, «y la violencia se sabe que fue 
brutal y que ella misma participó».
Zaccaria no quiere calificar la situación de emancipación femenina 
«porque se emancipa quien se opone, ellas viven del poder de sus maridos, más 
que nada no les sirve emanciparse porque esa condición les sirve para tener 
poder, ésta es la pista en la que yo trabajo», confiesa la socióloga.
Poca atención 
prestada
El problema que se presenta ahora es que estas mujeres sigan 
adquiriendo más poder «porque si la policía arresta a sus hombres, ellas se 
quedan al mando, y por desgracia se presta poca atención a su papel en el 
interior de los clanes», lamenta Zaccaria.